miƩrcoles, 13 de enero de 2010

Bitacora: Dia Zero 04:39 Hs.

Me detengo sobre las tablas del muelle. Al mirar a mis alrededores, tan solo puedo asombrarme de la fauna vivaz que acapara los rincones del lugar. No importa si sean prostitutas o vendedores, jovenes idealistas o viejos fanfarrones. Todos encuentran un lugar aqui, y si me permiten contestarles por que, les he de decir que sera porque aqui no hay pasado que valga, familias que se traicionen o viejos amores que permanezcan.
En este paraje, esta remota construccion que quiere unirnos con una tierra para la que no hemos nacido, escupimos ante el hombre rezagado, que no comprende de nuestra union a las aguas inquietas del horizonte. Cada tanto, cuando recordamos lo humanos que podemos ser, tal vez, volvemos nuestra cabeza a mirar a aquellos caminos de piedra y dolor que algo fueron. Pero no miramos con la melancolia de lo que pueda o no suceder si se nos ocurriese regresar, si en esos mismos caminos encontraramos para nuestras piernas un rumor de huellas y rincones que puedan sernos placenteros. Esta ya no es nuestra realidad! Aqui y ahora, el brillo de las estrellas y el castigo del sol mas voraz son los que indican hacia donde, a tal o cual destino lugubre de leyendas y recuerdos de hombres inmensos que con su sombra nos proyectan lo grande que podriamos ser.

Basta de humanidades, basta de moral.
Soy un hombre libre
No un muchacho de ciudad.